América del Sur - Década Años 50's

  001     Lago Argentino     Volver a Índice  
Suceso: Encuentro cercano de tercer orden
Fecha: 18 de Marzo de 1950
Lugar: Lago Argentino, Argentina

n las primeras horas de la tarde del 18 de marzo de 1950 el estanciero Wilfredo Arévalo presenció el aterrizaje de un platillo volante, mientras, otra nave similar sobrevolaba cerca, como si estuviera vigilando al primero. Arévalo caminó hasta hallarse a 120 m de distancia de la nave, percibiendo un intenso olor «parecido al de la gasolina quemada». La nave despedía un vapor azul a través del cual Arévalo pudo ver que su superficie era de un material parecido al aluminio.

Aunque permanecía estacionado parte del disco seguía girando. En la cabina de vidrio, Arévalo pudo observar a cuatro hombres altos, bien formados, vestidos con algo semejante al celofán.

Los hombres apuntaron un reflector hacia Arévalo y entonces la nave despegó, dejando un sector de hierba quemada, hecho confirmado después por otros trabajadores de la estancia.

 
  002     Caracas     Volver a Índice  

Suceso: Encuentro cercano de tercer orden 
Fecha: 28 de Noviembre de 1954
Lugar: Caracas, Venezuela

n las primeras horas del 28 de noviembre de 1954, Gustavo González y José Ponce viajaban en una camioneta por las afueras de Caracas. Se detuvieron al ver un globo brillante de unos 3 m de ancho sobrevolando el camino.

Lo que siguió es un tipo de contacto bastante singular. González se encontró luchando a brazo partido con un ser enano y peludo, que vestía un taparrabos, tenía ojos relucientes y, a pesar de su apariencia menuda, demostraba tener gran fuerza, pues de un golpe consiguió mandar a González a unos 4,5 m de distancia, sin esfuerzo aparente. La reyerta terminó cuando otra criatura, desde el interior del globo, lanzó hacia González un rayo que le cegó. Ponce, mientras tanto, observaba, cómo las criaturas recogían tierra y piedras llevándolas hacia el  interior del globo.

González tenía una herida en el costado a raíz de la pelea y los dos hombres estuvieron bajo vigilancia médica durante algunos días. Primero se pensó que ambos estarían borrachos, pero posteriormente uno de los médicos que los atendían admitió que creía en su historia porque, mientras volvía a casa después de una visita nocturna, presenció la pelea con los entes. Aparentemente el médico fue lo suficientemente curioso como para entablar una serie de discusiones sobre el caso con las autoridades americanas en Washington.

 

 
  003     Ubatuba    Volver a Índice  

Suceso: Hallazgos de restos de un accidente 
Fecha: Septiembre de 1957
Lugar: Ubatuba, Brasil

arios informes provenientes de Ubatuba, Brasil, en septiembre de 1957, indicaban que un platillo volante se había aproximado a unos pescadores, que vieron después cómo estallaba, diseminando fragmentos de material en todas direcciones. Hubo algunas dudas sobre la autenticidad de esas afirmaciones, ya que fueron difundidas por el columnista de un periódico y los pescadores no estuvieron a disposición de los investigadores para ser interrogados. Se pensó que el gobierno podría haberles pedido que callaran.

Parte del supuesto material se recuperó y analizó. El análisis indicó que se trataba de magnesio puro, de una pureza fuera de las posibilidades de nuestros procesos metalúrgicos, lo que evidenciaría su origen extraterrestre. Esto podía haber sido una exageración, pero conviene recordar que cuando el patrullero Schirmer fue raptado en Ashland, Nebraska (para ver caso pulsar aquí), se le dijo que los platillos volantes estaban hechos de magnesio puro 100%. Se realizaron diversos tests, que no determinaron nada en particular y se piensa que el material, a estas alturas, debe de haberse gastado o desaparecido.

El caso de Ubatuba se convirtió en objeto de debate para los ufólogos que apoyan o niegan la hipótesis extraterrestre. Lamentablemente es uno de esos casos en que lo escrito supera a lo que se conoce.

 
  004     Antonio Villas Boas    Volver a Índice  

Suceso: Abducción 
Fecha: 15 de Octubre de 1957
Lugar: Minas Geraes, Brasil

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La soledad de Antonio Villas Boas fue interrunpida por la llegada de una alienígena humanoide, denuda cuyo cuerpo describió como «el más hermoso que había visto en mi vida».

l insólito caso de Antonio Villas Boas, ahora famoso, comenzó realmente en la primera semana de octubre de 1957. Villas Boas y su hermano Joao vieron un brillante rayo de luz que venía del cielo al mirar desde la ventana de su dormitorio. Parecía barrer toda la casa pero no pudieron comprobar cuál era la fuente.

El 14 de octubre, alrededor de las 10 de la noche, Antonio y su hermano estaban arando la tierra. Dadas las altas temperaturas de Brasil, es habitual que los propietarios de las tierras trabajen de noche y empleen peones para hacerlo en horas diurnas. Vieron entonces una bola de luz roja, demasiado brillante para mirarla directamente, que se cernía a unos 92 m por encima de su campo. Villas Boas le pidió a su hermano que lo acompañara para investigar, pero como éste se negó, fue solo.

Al aproximarse a la luz, ésta lo eludió a gran velocidad, por lo que Villas Boas corrió detrás de ella a través del campo. Abandonó después de haber estado a punto de atraparla varias veces y volvió con su hermano. Observaron el objeto mientras permanecía en el lugar, lanzando rayos intermitentes en todas direcciones.

La noche siguiente, Villas Boas estaba arando solo y poco después de medianoche volvió a ver la bola roja. Aunque seguía sobrevolando a unos 92 m, estaba lo suficientemente cerca como para permitir ver que contenía un objeto brillante de forma ovalada. Quizás a causa de su proximidad, Villas Boas perdió el entusiasmo de la noche anterior por alcanzar el objeto y consideró oportuno retirarse con su tractor. Pero no tl logró.

El objeto aterrizó a unos 12 m frente a él sobre tres patas metálicas: era una nave en forma de huevo, con una cúpula giratoria.

Villas Boas salió del tractor y echó a correr, pero fue perseguido por cinco seres que le dominaron y le transportaron a bordo. Los entes vestían ropas ceñidas de color gris y cascos que dejaban ver sólo sus pequeños ojos azules. De los cascos partían tubos que penetraban en su ropa, por la espalda y por los costados.

Villas Boas se encontró en un cuarto pequeño con paredes de metal pulido, brillantemente iluminado y sin señal visible de puerta alguna por la que hubiera podido entrar. Posteriormente, sus captores le llevaron a través de varias habitaciones y le introdujeron en una en donde le obligaron a desvestirse. Rociaron su piel con un líquido espeso y transparente y le extrajeron una muestra de sangre. La operación dejó una cicatriz que los investigadores verificaron después.

Durante más de media hora Villas Boas fue dejado solo en una habitación sin rasgos característicos, sentado en una especie de canapé. Notó que en las paredes había tuberías de las que salían pequeños bocanadas de humo, cuyo olor le disgustó tanto que terminó vomitando en un rincón.

Después de una hora la experiencia de Villas Boas tomó un extraordinario cariz que escapa a las pautas habituales de los secuestros conocidos. Su soledad fue interrumpida por la presencia de una alienígena. «Su cuerpo era el más hermoso que había visto en mi vida. Era esbelta y sus pechos se mantenían erguidos y bien separados. Su cintura era estrecha, el vientre plano, las caderas bien desarrolladas, los muslos robustos». La recién llegada era una mujer desnuda de aspecto humano, con el pelo rubio, la piel clara, grandes ojos rasgados de color azul, labios, nariz y orejas pequeños, pómulos altos y chatos y barbilla en punta. Era pequeña y avanzó hacia Villas Boas en silencio.

Como explicó después Villas Boas, «me miraba todo el tiempo como si quisiera pedirme algo». Y por cierto que lo hizo. Le abrazó y frotó su cara y su cuerpo contra él. Dadas las circunstancias, habría sido totalmente comprensible que Villas Boas no se sintiera interesado, pero lo cierto es que se sintió excitado por el contacto, correspondiendo a sus efusiones con entusiasmo. Posteriormente consideró que el líquido con el que se le roció podía haber sido un estimulante sexual.

El abrazo los arrastró hacia el lecho y la pareja tuvo relaciones sexuales normales, que Villas Boas halló excitantes y placenteras. Ella reaccionó como cualquier mujer saludable con una sola excepción: nunca le besó, aunque le mordió suavemente la barbilla. Tenía también la desconcertante costumbre de gruñir y hacer ruidos semejantes a ladridos de vez en cuando.

En ese momento Villas Boas comprendió que solamente querían utilizarle en un proceso de reproducción, lo que le disgustó en cierto modo, aunque si ese era el objetivo de toda la operación evidentemente había sido alcanzado. No obstante, la capacidad de la mujer no parecía colmada, pues seguía acariciándole, arrastrando a Villas Boas a una segunda cópula. Después de este contacto, la mujer se volvió aparentemente frígida y se apartó de él; al darse cuenta de que lo habían utilizado, también Villas Boas perdió todo entusiasmo.

En una entrevista concedida veintiún años después, Villas Boas añadió un detalle al relato del encuentro, que hasta entonces no había revelado. Después de la segunda cópula, la mujer le extrajo una muestra de esperma que él supuso que sería conservado para uso posterior.

Antes de retirarse, la mujer se señaló el vientre y luego apuntó hacia el cielo. Villas Boas dijo: «lnterpreté que la señal quería decir que ella iba a volver y me llevaría consigo al lugar donde vivía. Por eso todavía siento miedo; si vuelven a por mí, estoy perdido». La interpretación de los científicos es, en cambio, que ella volvería a su hogar llevando dentro de sí su simiente, de la cual nacería un niño.

Se autorizó a Villas Boas a vestirse y le hicieron recorrer la nave; en esa ocasión, intentó robar uno de los instrumentos, para tener una prueba de su experiencia, pero uno de los alienígenas le sorprendió y le quitó el objeto. De manera bastante brusca se le hizo descender de la nave y quedó en tierra, observando cómo el objeto despegaba a sorprendente velocidad. En total, Villas Boas estuvo más de cuatro horas a bordo.

Posteriormente el examen médico reveló una cicatriz en el lugar de donde se le extrajo una muestra de sangre, y lo que podrían haber sido quemaduras de origen radiactivo en partes de su piel. La máxima investigadora brasileña, Irene Granchi, habló con la mujer de Villas Boas, Marlena, y le preguntó cómo se sentía con respecto a la posibilidad de que su marido tuviera un vástago extraterrestre. Ella contestó que no le preocupaba y que, en realidad, se sentía orgullosa ante la idea.

El caso dio lugar a infinitas especulaciones, la más obvia de las cuales fue la sugerencia de que Villas Boas había sido víctima de una fantasía erótica.

Cualquiera que sea la realidad, Villas Boas nunca se retractó de lo dicho, a pesar de sentirse a veces molesto por la forma en que su experiencia fue explotada por los medios de comunicación (el encuentro llegó a ser el tema central de una tira cómica francesa) y, a lo largo de los años, su relato no incurrió jamás en contradicciones.

 
  005     El Ataque del Fuerte de Itaipú    Volver a Índice  

Suceso: Probable ataque de un OVNI 
Fecha: 4 de Noviembre de 1957
Lugar: Fuerte de Itaipú, Brasil

a evidencia de posibles hostilidades por parte de los ocupantes de un ovni se dio en un caso ocurrido en Brasil en 1957.

Aproximadamente las 2 de la mañana, dos guardias del fuerte de Itaipú vieron una luz brillante encima de ellos. Pensaron que habrían visto una nova o la explosión de una estrella, pero se dieron cuenta inmediatamente de que estaban observando un objeto que descendía directamente en su dirección a gran velocidad. A unos 364 m de altura, el ovni redujo su velocidad y bajó lentamente hasta alcanzar una altura aproximada de 6 m.

Los guardias pudieron apreciar que dentro del resplandor anaranjado había un objeto circular, de unos 30 m de ancho que parecía moverse bajo control inteligente. Aunque ambos guardias estaban armados, ninguno de ellos hizo gestos agresivos hacia el ovni. Éste, en cambio, pareció hacerlos hacia ellos.

Oyeron un zumbido como el que produce un generador y de pronto fueron alcanzados por un repentino calor calcinante. No hubo llamas ni rayos visibles, sino una sensación instantánea de quemazón; a los guardias les pareció que sus cuerpos se incendiaban.

Sus gritos alertaron a la tropa pero, antes que pudieran organizarse, un fallo eléctrico sumió a la base en la oscuridad. Poco después, cuando el calor desapareció y volvió la corriente, los soldados vieron al reluciente ovni perderse en el cielo. Los desdichados guardias estaban en condiciones penosas y sus quemaduras requirieron atención médica considerable.

Los militares brasileños se sintieron tan preocupados que pidieron asistencia a los Estados Unidos y, oficialmente, el caso nunca fue cerrado. Hay una pregunta que nunca ha tenido respuesta: los infortunados guardias ¿fueron víctimas de una emisión de energía al retroceder el ovni o fueron el blanco específico de un ataque?

 
  006     Las Fotografías de Isla Trinidad    Volver a Índice  

Suceso: Encuentro cercano de primer orden / Caso fotográfico
Fecha: 16 de Enero de 1958
Lugar: Isla Trinidad, Océano Atlántico

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Ovni fotografiado en la isla de Trinidad el 16 de enrero de 1958.

l avistamiento de un platillo volante sería muy improbable en una isla tan árida como Trinidad, pues, como todos saben, los marcianos son criaturas a las que les gusta vivir confortablemente. Este comentario, que podría haber publicado un periódico de ínfimo nivel, es parte del informe oficial del agregado naval de los Estados Unidos en relación con un caso fotográfico en el que se vieron implicados cuarenta y ocho testigos.

El buque Almirante Saldanha, del Servicio de Hidrografía y Navegación de la Marina brasileña, estaba anclado en la isla Trinidad el 16 de enero de 1958, preparándose para zarpar hacia Río de Janeiro. Trinidad está aproximadamente a 12.070 km de la costa de Brasil.

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Segunda fotografía del ovni tomada por Almiro Barauna

Aparte de la tripulación habitual había también un equipo de buceadores a bordo, que habían estado tomando fotografías submarinas alrededor de la isla. Entre ellos se hallaba el principal testigo, Almiro Barauna, fotógrafo profesional. En el momento en que los ovnis se aproximaron a la isla, había cerca de cuarenta y ocho testigos en la cubierta presenciando el incidente. Bajo cubierta el capitán, Carlos Alberto Bacellar, ignoraba los hechos que se estaban desarrollando.

Mientras se hacían los preparativos para partir, Barauna se aprestaba a tomar fotografías del remolcador; no se sentía bien, pues había olvidado tomar las píldoras con las que trataba ciertas dolencias que padecía. Poco después de mediodía, un objeto brillante, que se aproximaba a la isla, fue avistado repentinamente. En medio de la agitación que se creó, varias personas pidieron a Barauna que usara su cámara pare tomar fotos. Tomó seis fotografías en el espacio de quince segundos; las dos primeras, mientras el objeto se aproximaba a la isla; la tercera, cuando aparecía detrás del monte Desegado; otras dos, que no salieron bien, y la sexta, que tome cuando el objeto se retiraba.

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Mapa de la Isla Trinidad mostrando la localizacón del barco y la trayectoria del ovni, con la posición donde Barauna tomó las fotografías

A pesar de la breve duración de avistamiento, el caso se convirtió en uno de los más famosos en su género y las fotografías son quizás las más publicadas en la historia de los ovnis. El objeto que aparece en ellas parece ser un globo achatado rodeado por un anillo central, semejante al planeta Saturno. La imagen es confusa, lo que tal vez se deba a las características de la cámara, pero los testigos confirmaron que el objeto era «borroso».

El capitán Bacellar tomó inmediatamente medidas para salvaguardar la autenticidad de la película de Barauna. Insistió para que fuera revelada de inmediato. Como precaución extra, Bacellar insistió para que Barauna, antes de entrar en el cuarto oscuro, se quitara su equipo de buceo, para evitar cualquier tipo de fraude fotográfico.

La Marina brasileña realizó análisis fotográficos de la película, que fue considerada verdadera. Tanto es así que las fotografías fueron entregadas a la prensa nada menos que por Juscelino Kubitschek, entonces presidente de Brasil. Investigaciones posteriores indicaron que en la zona se habían producido por lo menos otros siete avistamientos entre finales de 1957 y principios de 1958 y que entre los testigos se encontraba el capitán Bacellar.

El gobierno brasileño parece haberse mostrado muy receptivo, aunque no dio a conocer los detalles de su propia investigación. Parecieron aceptar el hecho de que un objeto desconocido fue observado sobre la isla Trinidad. El párrafo con que se inicia este caso no parece encajar con la razonable evaluación hecha por el gobierno brasileño.



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